martes, 11 de noviembre de 2014

Diversiones Orientales de Venezuela

Si bien  nuestro país goza con una variedad de innumerable cultura  tradicional, que ha sido propia del seguimiento  mismo de un legado social, y que conceptualizan las manifestaciones   más ricas de nuestra historia.
Siendo el caso de las diversiones orientales, que en efecto recogen las principales procedencias  a través de la danza, la música y el teatro en la región oriental principalmente de los estados Anzoátegui, Sucre, Nueva Esparta y Monagas, donde a lo largo de los años normalmente ha sido costumbre su festejo en épocas decembrinas y en tales casos en temporadas carnavalescas.
Mayormente estas diversiones, derivan al uso alegórico de figuras animalescas con antiguos rituales indígenas, siendo uno de los más conocidos como el culto a la culebra. De igual manera se destaca el hecho de una combinación diferente de factores como la escenografía, el dramatismo, la vestimenta, los bailadores, el símbolo, los colores, el escenario, los personajes (donde se pueden nombrar las guarichas) la indumentaria, entre demás aspectos.
Asimismo gran parte de estas variaciones demuestras una gran empatía por el hecho  del significado connotativa  que las mismas representan,  entre esas  se pueden nombrar la alegría por una buena pesca, algún fallecimiento de un ser querido, ganas de pasarla bien, o algún recuerdo de hecho o acontecimientos vividos. Son algunas de las tantas formas expresivas que estas manifestaciones transmiten.
  Es de mayor recurrencia, observar cada una de las grandes manifestaciones  en el gran  Festival de Diversiones, realizadas anualmente y con mayor frecuencia en la isla de Coche, donde se ha convertido en el punto de encuentro de una de las mayores costumbres para el deleite de todo un público en general.  





El Tamunangue


"El Tamunangue, también conocido como “Son de Negros, Banda de Negros, Pangué o Baile de Negros”, tiene al menos 400 años de antigüedad y su nombre proviene del tambor que se utiliza en la interpretación de los cantos característicos del baile, ´El Tamunango´.
                                                                            La celebración del Tamunangue gira en torno a la devoción de San Antonio de Padua, cuya festividad es el 13 de Junio de cada año en las poblaciones de Curarigua, El Tocuyo, Sanare, Barquisimeto, San Antonio, Carora, San Miguel, Quibo y otras del estado Lara. El día 12 de Junio se da inicio a la celebración con el velorio y a la medianoche rompe el Tamunangue.

Esta expresión popular consta de ocho danzas o sones conocidos con los nombres de: la batalla, la bella, la juruminga, el yeyevamos o chichivamos, el poco a poco, la perrendenga, el galerón y el seis por ocho o seis figuriao. 

Cada uno de estos cantos y bailes son precedidos por:

    
 La Salve y La Batalla, la cual se ejecuta durante la procesión. Los cantos típicos de esta expresión reúnen "elementos de poesía castiza con coplas de contenido venezolano, cortadas por estribillos largos o cortos donde, en ocasiones, figuran expresiones tales como gritos o formas en registro de falsete, las cuales se presume podrían ser de procedencia africana."
Los instrumentos que participan en la interpretación de la música del tamunangue son: 

El cuatro, cinco, tiple, tambor y maracas. 
Esta maravillosa expresión cultural consta de varias danzas conocidas con los nombres de Batalla, La Bella, Yeyevamos o Chichivamos, Juruminga, El Poco a Poco, Perrendenga, Galerón y Seis Figureao.                                         

Los Tambores de Agua

Es una cultura propia de nuestras raíces ancestrales, que enmarcan parte de lo que es la música venezolana. Más allá de esto, es la construcción de una identidad que, desde lo musical aporta parte de nuestras tradiciones contemporáneas. Este, es Un ritmo generado por los golpes contra el agua y tocado exclusivamente por mujeres, para producir una relación entre agua y mujer, como entes creadores de la vida en la Tierra. Si bien estos tambores no constituyen un instrumento hecho con material alguno, su percusión nace cuando las mujeres luego de lavar la ropa se bañan y juegan en el río con el agua hasta sus cinturas y batiendo las palmas de sus manos contracorriente, produciendo ritmos diferentes para crear melodías. Esta, es una de las tantas culturas que reivindica la dignidad de las comunidades afro descendientes venezolanas y que con ella se permite mostrar la realidad de las comunidades negras, descendientes del cimarronaje de la zona de Barlovento.


Es por ello, que los tambores repican en el agua, trazan surcos fluyentes que reconstruyen la memoria colectiva de un país, tejen nuevos trazos de alegría, promueven el reencuentro de hermanos, salpican alegría y ganas de vivir. Con los tambores se danza y es entonces cuando la vida danza.